Mantener limpio el entorno de las líneas eléctricas en indispensable, tanto para garantizar la calidad del servicio como para disponer de un área de protección frente a fuegos forestales, pero no siempre es tarea fácil, especialmente en aquellas líneas de media y alta tensión que atraviesan zonas de orografía complicada y densa vegetación.
Controlar el crecimiento de dicha vegetación nos puede ayudar a reducir la frecuencia de las tareas de desbroce que se deben llevar a cabo para el correcto mantenimiento de las infraestructuras, que en numerosas ocasiones se deben realizar a través de medios mecánicos, y en consecuencia a minimizar el impacto ambiental asociado a estas necesarias actuaciones. Además, especialmente en zonas dominadas por arbustos, podría contribuir a que las áreas ubicadas bajo las líneas eléctricas actuaran de manera más eficiente como fajas de discontinuidad o cortafuegos, con posibles beneficios en la prevención de incendios forestales.
En este sentido, a través de UFD, nuestra distribuidora eléctrica, estamos colaborando con el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, en Galicia, en un proyecto pionero de investigación, denominado Estudio de Gestión de la Vegetación bajo Líneas Eléctricas Aéreas, que finalizará en diciembre de 2027 y que tiene como objetivo ensayar nuevos métodos para limitar el crecimiento de vegetación bajo las líneas eléctricas.
El proyecto propone dos estrategias principales para reducir el crecimiento de esta vegetación: por un lado, la instalación de coberturas o «mulching» sobre el terreno; y por otro, la plantación de especies rastreras y de bajo porte que no requieran mantenimiento, con el fin de que, a medio o largo plazo, puedan desplazar y sustituir a la vegetación no deseada.
Para las coberturas se han seleccionado cuatro materiales biodegradables diferentes:
- Ácido poliláctico, que es un polímero o bioplástico con unos elementos de base que se obtienen principalmente del maíz forrajero. Tiene una vida útil relativamente larga y suele ser un buen freno para la vegetación, sin dejar restos en el monte cuando se degrada.
- Astillas de castaño, que presentan la ventaja de contar con una elevada carga de taninos, que son inhibidores de las malas hierbas.
- Restos de poda de parques urbanos, que van un poco en la misma línea que la de las astillas. Además, cuentan con la colaboración de la comunidad de montes vecinales de Coruxo (Vigo), donde se acumulan restos de la ciudad olívica. En este caso contactaron con una empresa que se lo sirve ya triturado.
- Lana de oveja, procedente de explotaciones ganaderas gallegas, es un material biodegradable que, en otros países, se utiliza como método de control de malas hierbas. Su capacidad ignífuga hace que sea una opción especialmente interesante en el marco de este proyecto.
El estudio tiene dos áreas piloto en Galicia: una en el municipio de Pontevedra y otra en el municipio de Bueu. Una vez finalizado, y en función de los resultados obtenidos, se podrá implantar en todo el ámbito de distribución de UFD en el que puedan resultar efectivos estos sistemas que se están ensayando, pero su aplicación sería especialmente relevante en Galicia y Castilla y León por el tipo de vegetación presente.
El proyecto tiene un plan de ensayos programado para analizar su evolución durante 3 años. Al final de esta experiencia se evaluarán los resultados, desde un punto de vista técnico, ambiental y económico que, de resultar favorable, podrá determinar el marco de cara a su implantación progresiva en los tramos de línea que se consideren adecuados. No se pretende aplicar los métodos ensayados de forma generalizada en toda la red de distribución eléctrica, sino identificar y seleccionar aquellas técnicas que resulten más eficaces para ser implantadas en zonas concretas, como pueden ser áreas de difícil acceso para los equipos de mantenimiento, espacios protegidos u otras localizaciones con sensibilidad especial, como las afectadas por especies invasoras.
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