El biometano desempeña actualmente un papel estratégico en la transición energética europea y en la consecución de los objetivos de neutralidad de carbono y, en este sentido, el Parlamento Europeo ha acogido recientemente la conferencia “Farmers’ Role in the Energy Transition: Unlocking Europe’s Biomethane Potential”, un encuentro organizado por los europarlamentarios Paulo Cunha y Paulo do Nascimento Cabral y Floene, que ha contado con la colaboración de Gas Distributors for Sustainability (GD4S), la CAP – Confederação dos Agricultores de Portugal y el European Committee of the Regions, y ha reunido a representantes de instituciones comunitarias, del sector agrícola y del ámbito energético para debatir sobre el papel del biometano como palanca de desarrollo rural y de independencia energética en Europa.
Como actor clave en el desarrollo del gas verde en Europa, Raúl Suárez, CEO de Nedgia, nuestra distribuidora de gas, y miembro del consejo de Gas Distributors for Sustainability (GD4S), ha participado en dicho encuentro para compartir experiencias reales de conexión e innovación que demuestran cómo la distribución de gas puede ser motor de la transición energética desde el territorio.
“El biometano no es una promesa de futuro, es una realidad que tenemos que escalar para fortalecer la independencia energética de Europa, creando nuevas oportunidades para los agricultores y contribuyendo a un modelo económico local y circular”, ha trasladado Suárez, quien ha recordado también que los operadores de red europeos, entre ellos Nedgia, gestionan dos millones de kilómetros de redes listas para integrar el gas verde, lo que permite aprovechar infraestructuras existentes y avanzar hacia una transición económicamente eficiente y socialmente sostenible. En este sentido, ha destacado que mantener y aprovechar las infraestructuras gasistas podría suponer ahorros de hasta 217.000 millones de euros anuales en costes del sistema, de acuerdo con el informe “Gas for climate, a path to 2050”, al tiempo que se impulsa el empleo local, el desarrollo regional y la competitividad industrial.
Si empoderamos a los agricultores, las regiones y los operadores de sistemas de distribución para trabajar juntos, Europa puede construir un sistema energético sostenible, resiliente y hecho en casa. Y es que existen cientos de historias de éxito en las que la competitividad de los agricultores ha aumentado gracias a la adopción del biometano. A modo de ejemplo, Suárez ha presentado un par de casos que conoce bien, dado que están conectados a nuestra propia red en España:
- Granja Torre Santamaría (Cataluña): una explotación lechera que ha diversificado su actividad mediante la producción de gas verde a partir de estiércol y subproductos agrícolas, generando fertilizantes orgánicos reutilizados en los mismos pastos que alimentan al ganado. Durante los periodos de precios bajos de la leche, el ingreso adicional por el biometano producido ha sostenido económicamente la explotación.
- Proyecto Cobirgy (Castilla y León): iniciativa impulsada por más de 300 ganaderos que buscan gestionar de forma sostenible los purines en una zona calificada como “vulnerable” por contaminación de nitratos, a través de una planta de biometano que, además de inyectarlo en la red, reducirá la concentración de nitratos del digestato, facilitando su reutilización como fertilizante agrícola. Esta planta permitirá solventar el grave riesgo de sostenibilidad ambiental que se cernía sobre la actividad de todos los ganaderos de la comarca.
Ambos ejemplos reflejan cómo el biometano integra soluciones medioambientales, agrícolas y energéticas, generando un impacto positivo tanto en la economía rural como en la transición hacia una energía respetuosa con el entorno.
A modo de conclusión, el CEO de Nedgia ha recordado también que para acelerar el despliegue del biometano en Europa, se necesita un marco regulatorio estable y pragmático que simplifique y armonice los procedimientos de autorización de los proyectos; reconozca el papel esencial de los operadores de red en la conexión de los productores locales; apoye mecanismos predecibles como los acuerdos de compra de biometano o las garantías de origen; y, sobre todo, garantice la neutralidad tecnológica, permitiendo que cada región elija las soluciones más adecuadas a su geografía y economía.
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