El aumento de las temperaturas, la pérdida de biodiversidad, la escasez de recursos naturales o una mayor frecuencia de los fenómenos climáticos son algunas de las consecuencias de la actual emergencia climática que está viviendo el planeta y que tiene un importante impacto en la vida de las personas y, por tanto, proteger el medio ambiente debe ser una prioridad que implique a todos los actores de la sociedad.
La participación ciudadana debe desempeñar por tanto un rol cada vez más relevante en el camino hacia la transición energética y la construcción de un futuro más sostenible, y es por ello que las comunidades energéticas constituyen una gran oportunidad para alcanzar el objetivo 2030 de alcanzar al menos un 55% menos de emisiones netas de gases de efecto invernadero (emisiones una vez deducidas las absorciones) en comparación con 1990.
Las comunidades energéticas son grupos de personas que se constituyen legalmente para atender sus necesidades energéticas de forma colectiva y colaborativa, a través del aprovechamiento de los recursos naturales. Además, la gestión, producción y consumo compartido de estas fuentes renovables, aumenta la democratización del acceso a la energía.
En España, las comunidades energéticas se dividen en dos formas jurídicas.
- Las comunidades de energía renovales están orientadas a desarrollar proyectos de energías limpias en su proximidad para la obtención de beneficios económicos, medioambientales o sociales.
- Las comunidades ciudadanas de energía producen, consumen y gestionan su propia energía renovable para reducir la dependencia energética y promover la transición hacia un modelo más sostenible.
Las actividades llevadas a cabo por estas comunidades tienen que ver con la generación de energía a través de fuentes renovables, la promoción de la eficiencia energética, la oferta de servicios energéticos, y la producción, suministro, consumo, almacenamiento y distribución de la energía.
Con el objetivo de promover un modelo energético descentralizado, inclusivo y sostenible, todos los implicados -desde los ciudadanos hasta las pequeñas empresas, cooperativas o entidades locales- participan activamente, colaborando durante la producción de la electricidad que se quiere consumir y compartiendo los beneficios económicos y medioambientales que surgen de esa actividad.
Para el funcionamiento de esta solución participativa, que ha sido impulsada para luchar contra el cambio climático, será necesario contar con infraestructuras energéticas basadas en fuentes renovables.
Las ventajas que ofrecen las comunidades energéticas son muchas, pero destacan sobre todo las siguientes:
- Contribuyen a la descarbonización de la sociedad, lo cual es necesario para reducir las emisiones de CO2.
- Impulsan el autoconsumo y la eficiencia energética a través de la producción y gestión de la propia energía renovable.
- Promueven una economía local y circular, basada en la cooperación en lugar de la competencia.
- Refuerzan el tejido productivo de la zona, revitalizando la economía local con la creación de empleo y la generación de ingresos que permanecen en la misma localidad.
- Fomentan una innovación continua, así como el desarrollo de nuevas tecnologías que ayudan a optimizar la eficiencia energética mediante tecnología de vanguardia para la generación, almacenamiento y gestión de la energía.
- Aumentan la resiliencia del sistema energética ante cualquier problema técnico o incidencia, al no estar centralizada la energía.
La puesta en marcha de comunidades energéticas puede traducirse en puntos de recarga para vehículos eléctricos, con la finalidad de que los vecinos de la localidad puedan recargar su medio de transporte con energía totalmente limpia. Otros proyectos llevados a cabo por comunidades energéticas también pueden ser la implementación de sistemas de almacenamiento de energía en baterías para hacer uso de ella en el momento que sea necesario, o la implementación de calderas de biomasa en zonas rurales orientadas a una mejor gestión de residuos para la producción de energía.
Estas actividades ponen de manifiesto que las comunidades energéticas son una herramienta innovadora que permite hacer tangible el compromiso de la ciudadanía, como agente activo de cambio, en la lucha contra la actual crisis medioambiental y el avance hacia una transición justa y sostenible.
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