Por Luis Robles, socio de Liken Carbon Hub
La Unión Europea ha comprometido alcanzar la neutralidad climática como muy tarde en el año 2050. Lo que significa que en ese entorno temporal los Estados Miembros, globalmente, deberán emitir tantos gases de efecto invernadero (medidos como dióxido de carbono equivalente) como absorciones de dióxido de carbono (CO2) atmosférico sean capaces de registrar. Ese el compromiso que establece el Acuerdo de París en su Artículo 4: “… alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo…”.
La lucha contra el cambo climático requiere de todas las actuaciones posibles en materia de mitigación o reducción de emisiones, para lo que desde hace ya décadas se vienen desarrollando nuevas formas de generar energía (tanto eléctrica como térmica), nuevos combustibles renovables y también nuevas técnicas industriales y de movilidad.
Pero aunque se logre alcanzar todo el desarrollo técnico posible, e implantarlo de forma efectiva hasta la frontera del año 2050, debemos ser conscientes de que hay emisiones de gases de efecto invernadero cuya eliminación es muy costosa o técnicamente no viable, como las llamadas “emisiones de proceso”, término con el que se identifica a las emisiones de dióxido de carbono provenientes de las descarbonataciones realizadas en diversos procesos industriales, como la fabricación de clinker para producir cemento (entre otras).
En la misma línea de dificultad de reducción o eliminación están las emisiones de metano producidas en los cultivos de arroz (base alimentaria de una parte considerable de la humanidad) o en las fermentaciones entéricas de rumiantes, estén estabulados o en régimen extensivo.
Asimismo, hay que considerar que los diferentes gases de efecto invernadero, desde el CO2 al SF6, contribuyen con un potencial creciente al cambo climático, por lo que equilibrar emisiones expresadas en CO2 equivalente requiere una cuantía de absorciones de CO2 muy relevante.
La importancia de las soluciones basadas en la naturaleza
Esas absorciones necesarias para alcanzar la neutralidad climática pueden lograrse por medios técnicos, como la captura y almacenamiento de CO2 en grandes centros de combustión para producir energía o clinker (ciclos combinados, refinerías, cementeras, etc) o la captura directa del aire. Ambas, y especialmente la captura directa del aire, requieren de un gran aporte energético y de un medio de almacenamiento a medio y largo plazo, o a corto plazo si el CO2 retirado de los gases de chimenea o de la atmósfera va a ser utilizado en un proceso industrial (como por ejemplo la fabricación de combustibles renovables de origen no biogénico).
Frente a estos procesos, las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza” presentan un coste muy inferior y un conjunto de co-beneficios asociados que incrementan su importancia y valor.
Las soluciones basadas en la naturaleza no son sólo las reforestaciones de suelos afectados por incendios o de terrenos agrícolas que se reconvierten a uso forestal, sino que también se engloban en este término los proyectos de creación y conservación de lo que se conoce como “sumideros de carbono”, esto es: tierras de cultivo, pastizales, humedales y zonas naturales en asentamientos urbanos.
Mención aparte merecen los llamados proyectos de carbono azul, que son aquellos que se desarrollan en el litoral marino o en el propio seno de mares y océanos, como la recuperación de zonas intermareales degradadas o la conservación y recuperación de praderas de Posidonia oceánica, entre otras fanerógamas marinas.
Todo proyecto de potenciación de absorciones de carbono basadas en la naturaleza debe considerar una adecuada selección de actuaciones (por ejemplo la siembra o plantación de especies forestales para crear masas resilientes al cambio climático y a incendios forestales) y incrementar al máximo todos los co-beneficios sociales y ambientales que el proyecto pueda aportar, como la creación de empleos en el medio rural, la conservación y potenciación de la biodiversidad, y la creación de paisajes que se integren adecuadamente en el entorno general donde si sitúen.
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