Ciclos combinados: del ‘triple hito’ de principios de siglo a salvavidas del sistema eléctrico

El próximo 11 de marzo se cumplen 22 años de la entrada en operación del primer ciclo combinado en España. Aquella inauguración se consideró en su momento un “triple hito” para el sector energético español: fue la primera central que utilizó esta tecnología basada en el gas natural para producir electricidad, fue además la primera central de todo tipo que se puso en marcha desde principios de los años 90 y, en tercer lugar, estrenó el entonces nuevo marco nacional de liberalización del sector eléctrico. Toda una hazaña.

Desde entonces, el papel de los ciclos combinados se ha consolidado en el sistema y actualmente la capacidad instalada alcanza los 24,5 GW. En 2022, estas instalaciones supusieron la principal fuente de generación eléctrica nacional, según datos del operador del sistema Red Eléctrica.

¿Y qué pasará en el futuro? La actual planificación energética diseñada por el Gobierno español reserva un importante papel a estas centrales, ya que está previsto que se mantenga operativa la misma capacidad de generación que en la actualidad. Con una diferencia: ese año en España deberían estar operativos 96 GW de energía renovable para afrontar el reto de la descarbonización y la transición energética.

Un informe reciente elaborado por PwC y la Fundación Naturgy destaca la complementariedad que tendrá que existir entre ambas tecnologías. Como una pareja de baile, ciclos y renovables tenderán a acoplarse para que sean las centrales térmicas quienes cubran los picos de demanda o los momentos de menor generación renovable por la ausencia de recurso eólico y solar. Esto supone un enorme reto para los ciclos combinados, que se diseñaron como una fuente de energía de base y estable, y ahora están jugando el papel de ‘salvavidas’ del sistema energético.

“Los ciclos combinados, a menudo subestimados, han emergido como un componente esencial para mantener la estabilidad en un sistema energético en transformación, y han subrayado la necesidad de encontrar un equilibrio delicado entre la sostenibilidad y la seguridad en la provisión de electricidad”, explica el informe.

Los ciclos son hoy una parte esencial del sistema energético debido a su flexibilidad y capacidad de respaldo. Respaldo para generar electricidad cuando sea necesario, es decir, de estar disponible para cubrir la demanda máxima del sistema con una probabilidad muy alta, y flexibilidad para arrancar y detenerse rápidamente para adaptarse a las fluctuaciones en la demanda eléctrica. “Esto es esencial en un mercado energético que requiere una respuesta ágil a las variaciones en la generación de energía renovable intermitente, así como a las subidas y bajadas de potencia que provocan las tecnologías renovables como la solar y eólica”, señala Óscar Barrero, coautor del documento y socio Líder del Sector de la Energía en el área de Consultoría de PwC.

Este ‘nuevo’ rol de los ciclos obliga a un cambio en su régimen retributivo, ya que se hace necesario un mecanismo de capacidad que retribuya ese papel de disponibilidad constante y su desgaste por la sucesión de arranques de forma continuada conlleva un mayor mantenimiento.

El director de Regulación de Naturgy, José Luis Gil, considera que  “el régimen actual de funcionamiento requiere mantenimientos constantes y es difícil conseguir aprobar esas inversiones con márgenes reducidos”, por lo que valoró muy positivamente que el Gobierno haya sacado ya a información pública el mecanismo de mercados de capacidad. Con esta medida, “tenemos buenas perspectivas para reinvertir en la mejora de los ciclos combinados”, dijo Gil, que añadió que “los mercados de capacidad son críticos; si queremos tener el respaldo de los ciclos combinados ante el despliegue de las renovables y la exigencia es estar disponible, esto se debe retribuir.

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