Por María Teresa Costa, catedrática emérita de Economía y directora emérita de la cátedra de Sostenibilidad Energética de la Universidad de Barcelona.
Un nuevo estudio de la Cátedra de Sostenibilidad Energética, titulado «Comprendiendo la pobreza energética: un análisis de la persistencia», aborda la dinámica de la pobreza energética en Europa, con especial atención a España.
Desde el Pacto Verde Europeo, la lucha contra la pobreza energética ha ganado relevancia, pero persisten grandes desafíos para comprender sus causas y trayectorias. El estudio examina la pobreza energética desde una perspectiva dinámica, explorando si este problema es persistente o transitorio y analizando los factores que influyen en ambas situaciones. Además, complementa el análisis en España con una comparación internacional de diez países de la Unión Europea, agrupados en tres regiones: Europa Central, del Sur y del Este.
El estudio revela la existencia de un “ciclo de dependencia” de la pobreza energética. Los hogares que experimentan pobreza energética hoy tienen más probabilidades de seguir experimentándola en el futuro. Asimismo, los hallazgos muestran importantes diferencias en la persistencia de la pobreza energética entre países. Este patrón es especialmente pronunciado entre los países del Este de Europa, ya que tienen entre el 22,1% y el 46,7% más de probabilidades de enfrentar la pobreza energética si fueron pobres energéticamente en el período anterior, mientras que en Europa Central es menos pronunciada, con probabilidades que oscilan entre el 0,8% y el 3,9%. Los países del Sur, como Grecia, Portugal y España, tienen una persistencia moderada, con probabilidades que varían entre el 7,6% y el 30,6%.
Además, el estudio identifica qué factores como el nivel de riqueza, la propiedad de la vivienda, y las características socioeconómicas de los hogares, influyen significativamente en la pobreza energética, especialmente en su carácter crónico. Los hogares con mayor nivel de ingresos o que son propietarios de su vivienda tienen menos probabilidades de enfrentar una pobreza energética crónica. También se identifican otros factores determinantes, como el género, el tipo de composición familiar y el grado de urbanización, que impactan en la pobreza energética transitoria.
En cuanto a las políticas públicas, el estudio concluye que las estrategias actuales en España no abordan adecuadamente la dinámica de la pobreza energética. Las políticas existentes no distinguen entre pobreza energética transitoria y crónica, ni tienen en cuenta otros factores relevantes como la situación socioeconómica de los hogares. La Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética en España ha sido evaluada y se ha identificado que, aunque ha sido pionera en algunos aspectos, necesita mejorar en la forma en que se abordan las diferentes tipologías de pobreza energética. De cara al futuro, se recomienda fortalecer los programas de renovación energética, asegurar una financiación adecuada y simplificar los trámites administrativos. Además, es crucial mejorar la coordinación entre las distintas administraciones y promover la colaboración con el sector privado para garantizar que las medidas lleguen a quienes más las necesitan.
El estudio propone una cinco grandes recomendaciones para mejorar las futuras estrategias contra la pobreza energética:
- Fomentar la coordinación integral. Mejorar la colaboración entre los actores involucrados (administraciones locales, sector privado y tercer sector) para optimizar recursos y evitar duplicidades. Es crucial aprovechar la cercanía de las administraciones locales con la ciudadanía para implementar medidas más efectivas.
- Planificación y evaluación previa. Diseñar estrategias basadas en un diagnóstico claro de la pobreza energética y sus características. Establecer objetivos intermedios y finales medibles, así como prever mecanismos para evaluar el impacto de las políticas desde su diseño.
- Seguimiento en la implementación. Implementar sistemas de monitoreo continuo para corregir errores y prevenir retrasos en las políticas, maximizando su eficacia y asegurando que las medidas previstas se lleven a cabo.
- De asistencialismo a derecho. Transformar las ayudas en derechos garantizados, desvinculados de la voluntad política o del lugar de residencia. Facilitar procedimientos con herramientas como una ventanilla única para asegurar el acceso equitativo.
- Canales efectivos de información. Centralizar y simplificar la comunicación con la ciudadanía, adaptando los contenidos a las necesidades de la población (idiomas, accesibilidad) para reducir las barreras que impiden el acceso a prestaciones.
Los hallazgos del estudio subrayan que abordar la pobreza energética requiere una visión integral y un compromiso sostenido. Políticas bien diseñadas, con financiación adecuada y mecanismos de evaluación, son fundamentales para romper el ciclo de dependencia y garantizar un acceso más equitativo a la energía.
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