El gran desafío del sector industrial: alcanzar la neutralidad climática en 2050 

Por María Higueras, directora de Mercado Industrial de Naturgy.

 

Tenemos un gran desafío como sociedad y como país para las próximas décadas: alcanzar la neutralidad climática en 2050.

Y esto, que es una necesidad y una obviedad para todos como ciudadanos, es especialmente urgente para algunos sectores económicos. Es el caso de la industria, para el que su descarbonización es fundamental, ya que representa el 25% de las emisiones directas de España.

El sector industrial, que ha venido realizando muchos esfuerzos en las últimas décadas para reducir su intensidad energética, se enfrenta ahora al reto de la adaptación tecnológica y energética de sus procesos productivos. Y debe hacerlo no sólo sin perder competitividad si no también aprovechando las oportunidades que surjan del nuevo contexto y alcanzando siempre un equilibrio entre sostenibilidad, seguridad de suministro y competitividad.

Analizar los retos y oportunidades a los que este sector tiene que hacer frente para superar este desafío ha sido el principal objetivo de la jornada “Retos y oportunidades de la descarbonización en la industria” organizada por Naturgy. Inaugurada por Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo; Antonio Garamendi, presidente de CEOE; y Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy, contó también con la participación de numerosos expertos del sector industrial.

Entre sus principales conclusiones, que considero que deben llevarnos a la reflexión, destacaría las siguientes:

Compromiso. La industria está claramente comprometida con los objetivos de descarbonización, pero reclama un marco normativo y fiscal, y una política industrial, que incentiven a las empresas a invertir en estos procesos de bajas emisiones.

Trabajo de todos. La ambición de los objetivos Net Zero a 2050 es tan importante que requiere un esfuerzo conjunto de todas las partes afectadas: los sectores económicos, reguladores, administración, tecnólogos, inversores, empresas energéticas, etc.

Visión estratégica a corto, medio y largo plazo. Es necesario tener una visión estratégica que se concrete en planes de desarrollo ambiciosos pero factibles. Los objetivos son objetivos país, y hay que aterrizarlos a los diferentes segmentos, así como el marco regulatorio que les aplique a cada uno.

Transformación tecnológica y adaptación de procesos. Descarbonizar no es sólo sustituir la energía fósil, sino cambiar la manera de hacer las cosas. Se deben analizar todas las alternativas viables económicamente y con suficiente grado de madurez. No se debe renunciar a ninguna tecnología, ya que estamos hablando de inversiones a largo plazo y es crucial el análisis y la comparación entre alternativas end to end y con criterios marginales.

Descarbonizar no es sólo electrificar. En muchos procesos industriales, sobre todo los que requieren de muy alta temperatura, el mercado aún no dispone de tecnologías eléctricas suficientemente maduras y eficientes económicamente, por lo que es necesario tener en cuenta otras opciones como el biometano, que permite dar respuesta a las necesidades de proceso de la industria.

Papel de los gases renovables.  Los gases renovables son una pieza imprescindible para lograr un sistema energético de cero emisiones netas que cubra, de forma eficiente, las necesidades de los consumidores manteniendo la seguridad de suministro y contribuyendo a reducir la dependencia energética del país. En España tenemos un potencial de producción de más 160 TWh. de gas renovable, que se puede inyectar directamente a la red, sin inversión adicional en nuevas infraestructuras de distribución.

Captura de oportunidades de crecimiento. El proceso de descarbonización debe llevarse a cabo sin perder competitividad y aprovechando también las oportunidades que se presentan en este contexto para crecer.  En este sentido, las medidas de los gobiernos para atraer actividades industriales o incentivar ciertos negocios o modelos de negocio pueden ser decisivas para la localización y las decisiones de financiación.

Economía circular. El biometano contribuye en gran medida a la creación de empleo y la competitividad, la revitalización de zonas rurales, la reducción de emisiones y el fomento de la economía circular mediante vectores de cero emisiones netas. La producción de biometano contribuye a la economía circular, genera empleo de calidad y es clave para evitar la despoblación rural.

Garantía de suministro. Para el sector industrial es prioritario garantizar la seguridad de suministro, con inversión en aquellas energías primarias que vamos a seguir necesitando en los próximos años. La continuidad de los procesos productivos debe estar garantizada de forma permanente.

Fortaleza de país. Debemos poner en valor las fortalezas que tenemos como país a la hora de identificar las oportunidades de desarrollo industrial asociadas a la transición energética. Tenemos unas redes de gas y electricidad robustas con un nivel de automatización y control único y tecnológicamente estamos bien preparados con un fuerte tejido industrial en generación eólica y producción de biometano.

En resumen, la transición hacia una economía de emisiones zero supone un reto tecnológico, regulatorio y empresarial tan relevante que requiere el trabajo conjunto de todos los entes implicados, tener una visión estratégica global y, además, un marco regulatorio que facilite la inversión necesaria.

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