El papel del CSIC en la investigación y desarrollo tecnológico del sector energético

Por José María Martell, vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC

 

El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con quien Fundación Naturgy mantiene una estrecha colaboración que abarca diferentes iniciativas, mantiene un compromiso por contribuir a la investigación y el desarrollo tecnológico imprescindible para lidiar con el cambio climático y potenciar la necesaria independencia energética.

Nuestro potencial en dicha contribución proviene del hecho de que somos el organismo más importante en tamaño y producción de España en investigación y la sexta institución pública del mundo. Cada año estamos más centrados en aumentar nuestra capacidad de innovación y transferencia hacia la sociedad y las empresas. Y, en este sentido, contamos con un hub de innovación abierta «Converge”, para impulsar los vínculos con empresas, inversores y otras administraciones a través de laboratorios de proyectos conjuntos y de mecanismos de aceleración de la transferencia de las tecnologías que desarrollamos en el CSIC.

Por otra parte, los informes de la serie “Science4Policy”, orientados a la mejora de la toma de decisiones políticas basadas en la evidencia científica, incluyen un informe sobre cómo garantizar un sistema energético seguro, eficiente y limpio.

Estas iniciativas se completan con nuestros itinerarios Cicerón, que nos permiten acercar a personalidades relevantes de empresas, fundaciones, administraciones públicas y medios de comunicación a las instalaciones del Consejo para que puedan conocer directamente los proyectos científicos y el personal investigador que los lleva a cabo.

Nuestra plataforma temática interdisciplinar “PTI – TransEner” es el mejor ejemplo de las iniciativas que contribuyen a la transición energética justa: es una herramienta de colaboración con casi 50 grupos de investigación de más de 20 institutos y centros. En ella estamos trabajando en nuevas tecnologías centradas en la transición, en un modelo en el que las energías renovables contribuyan a la descarbonización del sistema energético, con proyectos para la captura de CO2, la generación de hidrógeno verde, la obtención de biocombustibles o la fabricación de nuevas baterías disruptivas con materiales avanzados.

Todas estas iniciativas son el ejemplo perfecto de cómo el CSIC participa en la innovación en el sector de la energía, desde un enfoque multidisciplinar y abierto a las empresas.

Generalizando, es importante incidir en que el CSIC enfrenta los desafíos energéticos y medioambientales estableciendo conexiones entre sus casi 1.800 grupos de investigación. La organización en nuestras tres áreas globales, -social, vida y materia-, facilita continuamente el análisis interdisciplinar para abordar problemas complejos como estos.

A nivel de proyectos complejos, el “CaLby2030”, enmarcado en Horizonte Europa, es un buen ejemplo de colaboración entre institutos del CSIC y organizaciones internacionales para contribuir a la descarbonización. Se trata de un proyecto específico para desarrollar tecnologías capaces de absorber emisiones de CO2 de sectores industriales difíciles de descarbonizar.

El Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono ha desarrollado 3 plantas piloto, incluida una en una antigua planta de carbón en proceso de transformación hacia la utilización de biomasa y, paralelamente, el Instituto de Políticas y Bienes Públicos acompaña esta investigación analizando los factores sociales que influyen en la aceptación de esa tecnología por parte de la sociedad.

También se ha desarrollado la primera hidrogenera de uso público en España y se ha desarrollado uno de los bancos de pruebas para pillas de hidrógeno más grandes del país.

Son solo algunos ejemplos de las muchísimas iniciativas con las que el CSIC se compromete con la innovación tecnológica para atacar el reto científico que supone la energía libre, limpia, sostenible y eficiente, una de nuestras 14 temáticas estratégicas de nuestro octavo Libro Blanco sobre desafíos científicos 2030, en el que identificamos las dificultades de producción, almacenamiento y de gestión de recursos y emisiones para implementar un nuevo sistema energético seguro y a la vez mucho más compatible con el medio ambiente y la salud global.

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