En marzo de este año, la Unión Europea acordó una legislación más estricta para aumentar su capacidad de energías renovables, elevando su objetivo vinculante para 2030 al 42,5%, con la ambición de alcanzar el 45%, lo que casi duplicaría la cuota actual de energías renovables en la Unión.
Dado lo ambicioso del objetivo, es evidente que será necesario un gran volumen de inversión para el desarrollo de estas nuevas fuentes de generación. Inversiones que irán directamente a estos nuevos proyectos pero que también deberían revertir en las redes de electricidad, dado su papel estratégico para el desarrollo de la nueva energía limpia.
Según un informe de EMBER, los países de la UE están subestimando en sus planes de desarrollo de redes eléctricas la velocidad a la que se incorporarán las energías renovables, lo que provoca que la brecha de inversión sea mayor de lo estimado hasta ahora. Si bien un reciente informe citado por Euractiv cifra la brecha en 583.000 millones de euros para 2030, para EMBER esta brecha es incluso mayor.
Tal y como ponen de manifiesto, once países de la UE no están teniendo en cuenta adecuadamente los objetivos de energías renovables en la planificación de sus redes, por lo que «se corre el riesgo de retrasar la transición energética» por sobrecarga de la red, «si los planes no se actualizan», asegura Elisabeth Cremona, analista de EMBER que ha dirigido este estudio.
Para España, el informe señala que las previsiones de red subestiman en cerca de un 40% la incorporación de capacidad fotovoltaica a la red hasta 2030 (el segundo país menos preparado). Por el contrario, estima que, en el caso de la eólica, Red Eléctrica sobreestima la capacidad en un 15%.
Con la energía solar en auge y la eólica en recuperación, EMBER asegura que 19 planes de red subestiman las adiciones esperadas de paneles solares en 205 GW, mientras que diez países subestiman la energía eólica en un total de 17 GW.
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