Gas: presente y futuro del sistema energético español

El gas natural está jugando un papel destacado en la transición energética y es indudablemente pieza fundamental para alcanzar, con éxito y de forma eficiente, los objetivos de descarbonización comprometidos por Estados, empresas y todo tipo de organizaciones sensibilizadas con el cuidado del medio ambiente.

En 2022, en España se consumieron más de 364.000 GWh de gas natural, según un reciente informe sectorial publicado por la Fundación Naturgy. Sólo por comparar, en el mismo periodo la demanda de energía eléctrica fue de 245.000 GWh, detalla el operador del sistema, Red Eléctrica.

¿Quién consume ese gas?

El consumidor de gas tiene un perfil muy variado. La industria demanda cerca de la mitad de ese volumen, ya que el gas es hoy el principal vector energético de sus procesos por ser actualmente el combustible más eficiente y competitivo, además de contribuir a reducir sus emisiones por la sustitución que implica de otros derivados del petróleo más contaminantes.

Hogares y comercios, por su parte, consumen un 14% de la gran tarta del gas natural. En el país hay cerca de 8 millones de puntos de suministro repartidos por más de 1.800 municipios. Si elevamos el foco a Europa, más de 600 millones de personas necesitan el gas para calentar sus viviendas cuando llega el frío. Su principal uso es la calefacción, aunque no el único, y de nuevo el gas natural vuelve a ser el combustible más eficiente frente a otras alternativas vinculadas con la electrificación.

El tercer gran punto de consumo del gas natural es, precisamente, la generación eléctrica. Supone alrededor de un 38% del total demandado. Es decir, el gas también es fundamental e insustituible para garantizar el suministro eléctrico a través de los ciclos combinados.

¿Qué es un ciclo combinado?

Los ciclos combinados son centrales térmicas de producción eléctrica que utilizan el gas natural y el propio calor de su proceso para generar electricidad. En 2023, estas centrales están generando alrededor de un 16% del conjunto de la producción eléctrica del país, si bien en 2022 fueron la principal tecnología al producir casi un cuarto de la generación eléctrica nacional.

Entre sus ventajas, los ciclos combinados destacan por su fiabilidad de respaldo y su rapidez para producir la electricidad en el momento en que se necesite, lo que les otorga una gran versatilidad para cubrir las paradas intermitentes de otras fuentes de generación renovable por la ausencia de viento o sol o, por otro lado, un fuerte pico de demanda en una hora o día puntual.

El borrador del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) aprobado por el Gobierno español otorga un papel fundamental a los ciclos combinados para lograr los objetivos de descarbonización a 2030, ya que estas instalaciones serán cada vez más necesarias para ir cubriendo el incremento de potencia renovable que se prevé en los próximos años y, de forma paralela, el cierre y desmantelamiento de las centrales de carbón y nucleares.

El futuro del gas natural

Estos usos hacen que el gas natural sea un combustible insustituible en la transición energética. “Entre sus numerosas ventajas se incluyen una alta eficiencia en la combustión, la posibilidad de transportar y distribuir el gas de una forma fiable y asequible a través de redes de tuberías, la gran comodidad y flexibilidad de uso, sus bajas emisiones y un suministro abundante y fiable”, explicaba Vaclav Smil, científico y profesor de la facultad de Medio Ambiente en la Universidad de Manitoba (Canada), en el estudio ‘El gas natural en el nuevo mundo energético’, publicado por la Fundación Naturgy en 2019.

El mundo ha cambiado mucho desde entonces y los objetivos de descarbonización en Europa se han intensificado por la guerra en Ucrania, pero aún así organismos internacionales como la AIE o la Comisión Europea siguen dotando al gas de una importante gran presencia en el mix energético del continente y un rol fundamental en la transición energética durante las próximas décadas.

La descarbonización del gas

El gas también ha iniciado su propio proceso de descarbonización con la expansión del gas renovable generado a partir del tratamiento de residuos orgánicos. España es uno de los países con mayor potencial para impulsarlo, si bien está lejos de los registros de producción y desarrollo de otros países similares del entorno europeo como Francia.

Este gas supone una oportunidad de enorme potencial para el país. Por un lado, España dispone de una de las mejores infraestructuras gasistas europeas por las que este gas podría llegar al consumidor final y ayudarle a reducir rápidamente sus emisiones. Por otro lado, generaría riqueza y actividad económica en el territorio y ayudaría a colectivos como agricultores y ganaderos a solucionar el problema que supone el tratamiento de los residuos. Además, reforzaría la independencia energética de España con una nueva fuente energética autónoma y sostenible.

“España necesita y puede tener mucha más ambición e impulso en materia de gases renovables, pero sin embargo nos estamos quedando muy limitados en relación con nuestro potencial. El biometano es la gran oportunidad que tiene que aprovechar España en materia de energía renovable y es la forma más sostenible de alcanzar la descarbonización residencial”, señaló el consejero delegado de Nedgia, Raúl Suárez, en el encuentro ‘Energía para hogares de emisiones cero: el papel del biometano’. La distribuidora de gas del Grupo Naturgy está jugando un papel protagonista en el despliegue de este gas en España.

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