Larga vida a las calderas (renovables)

Es posible que últimamente hayas leído que las calderas de gas, como la que tienes en tu vivienda, están condenadas a desaparecer por imperativo europeo. Sin embargo, la realidad es que tú caldera está llamada a jugar un papel clave en la transición energética al ser la solución más eficiente para garantizar la calefacción y el confort de los hogares, como destaca el informe reciente de Sedigás ‘La caldera de condensación, una oportunidad para la descarbonización de los hogares sin limitaciones’.

Vamos a intentar explicarte de forma clara y didáctica qué dice exactamente la nueva regulación europea y en qué papel quedan las calderas o las bombas de calor en esta normativa.

La nueva directiva de eficiencia energética publicada por la Comisión Europea realmente no prohíbe las calderas de gas, sino que recomienda la sustitución de los equipos de calefacción más contaminantes por otros con mejor rendimiento.

Es importante que conozcas que la caldera puede funcionar al mismo rendimiento con el gas renovable obtenido a partir del tratamiento de residuos, convirtiéndose en una solución eficiente y económica para reducir las emisiones del parque de viviendas del país.

Naturgy está siendo pionera en impulsar el uso de este gas renovable en los hogares y, dentro de este compromiso, ya ha alcanzado acuerdos con importantes promotoras inmobiliarias como Aedas Homes y Habitat para introducirlo en sus nuevas promociones residenciales.

Si la directiva no implica el final de las calderas: ¿Qué es lo que dice en realidad?

  • La nueva directiva estipula que los ahorros energéticos obtenidos con soluciones de gas no serán computables para los Estados miembro desde 2024 (excepciones hasta 2030 para las industrias de consumo intensivo). Pero ello no implica que no se puedan instalar calderas de gas en 2024, sino que su instalación no contabilizará como ahorro energético.
  • A partir de 2026, no se permitirán nuevas medidas de eficiencia energética que contemplen el uso directo de combustibles fósiles. Tampoco se permitirán subsidios para su uso en edificios residenciales. Esto implica que no se permitirán medidas de eficiencia energética como podría ser la sustitución de calderas de gas por otras calderas más eficientes, ni tampoco las subvenciones a las calderas de gas.
  • Destaca el papel ejemplar de las Administraciones Públicas para aumentar la eficiencia energética de sus instalaciones, y, para ello, recomienda la sustitución de los equipos de calefacción más contaminantes por otros con mejor rendimiento, pero en ningún caso prohíbe el uso de calderas, independientemente de la naturaleza de su combustible.

En todo caso, la directiva publicada trata de eficiencia energética. Los sistemas de calefacción en edificios y por tanto también los aparatos en vivienda se tratan en otra directiva, la European Performance on Buildings Directive (EPBD).  En esta, la posición aprobada por el Parlamento Europeo en marzo de 2023 es que aquellas calderas de gas que sean certificadas para funcionar con gas renovable (biometano) son perfectamente válidas para funcionar en edificios.

Esta directiva entra en vigor en octubre pero debe aún trasponerse a la legislación de cada estado miembro.  Y es en esta trasposición donde se puede y debe adaptar a la situación de cada país.  En el caso de España cabe recordar que la bomba de calor eléctrica no es hoy por hoy una solución factible para la inmensa mayoría de primeras viviendas en España.

 

Compartir