En los orígenes de la llegada de la electricidad en España, se construyó en todo el país un importante volumen de minicentrales hidroeléctricas con el objetivo de producir energía y abastecer, por primera vez, de electricidad a su entorno más inmediato. Hoy, todavía se mantienen operativas más de mil de estas infraestructuras que aprovechan el caudal de los ríos y los saltos de agua para generar electricidad limpia mediante turbinas y devolver el agua a su fuente natural sin ninguna alteración. Por este motivo la generación de energía hidroeléctrica, mediante minicentrales, desempeña un papel clave para un futuro sostenible.
Naturgy dispone de un amplio conocimiento y experiencia en la explotación y gestión de proyectos hidráulicos. La compañía opera en España un total de 18 centrales minihidráulicas que el año pasado generaron 190 GWh de electricidad renovable. Esta cantidad equivale a un consumo aproximado de 60.000 hogares. Estas instalaciones se ubican en Galicia, Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunidad de Madrid.
Una fuente de energía limpia
Son muchas las ventajas con las que cuentan las minicentrales hidroeléctricas. Sus costes de explotación y mantenimiento son bajos y, debido a su cercanía con los puntos de consumo, las pérdidas de electricidad producidas durante el transporte son mínimas. Además, estas instalaciones fomentan la economía local de las zonas rurales y de esa forma también ayudan a evitar la despoblación.
Desde la perspectiva medioambiental, esta modalidad de generación hidroeléctrica mantiene el caudal ecológico necesario para garantizar la conservación de los hábitats naturales y su impacto sobre el medio ambiente es inexistente o muy escaso, ya que no emite gases de efecto invernadero, lo que la convierte en una fuente de energía limpia.
Para Pilar Luque, responsable de Generación Hidráulica en Naturgy, “la principal ventaja de estas instalaciones es que aprovechan un recurso 100% renovable, de manera segura y respetuosa con el medio ambiente. La tecnología es robusta y tiene una vida útil que supera los 50 años”. No obstante, añade que en la actualidad “sigue existiendo potencial para incrementar la potencia instalada, fundamentalmente aprovechando los caudales ecológicos fluyentes en los ríos e incluso vertidos industriales o urbanos una vez depurados”.
Con el foco en que el futuro sea sostenible, las minicentrales hidroeléctricas, algunas de ellas con más de 100 años de historia, tienen la oportunidad de obtener nuevamente un importante protagonismo en la generación de energía, donde, además, es posible hibridar tecnologías como la fotovoltaica y la minieólica (aquella inferior a 100 kW de potencia).
El desafío ahora es la modernización tecnológica de estas minihidráulicas para conseguir adaptarlas a las nuevas regulaciones energéticas y ambientales. Para ello, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) realizó el año pasado, en el marco del programa de Repotenciación circular y con cargo a los fondos europeos, la primera convocatoria de ayudas para la renovación tecnológica y medioambiental de minicentrales hidroeléctricas de hasta 10 MW, concediendo un total de 24,2 millones de euros para 122 proyectos que contemplan la renovación de las instalaciones.
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