Perspectivas para la transformación industrial hacia una economía verde

Por Pedro Linares y Timo Gerres, docentes del ICAI-IIT de la Universidad Pontificia Comillas

Desde la revolución industrial, la continua innovación tecnológica ha resultado en una industria más eficiente que nunca. La reducción del consumo energético en toda la cadena de valor, desde la extracción de los recursos naturales hasta los productos finales, ha mejorado la eficiencia y la intensidad de las emisiones. Sin embargo, esta optimización gradual ya no es suficiente. Cumplir los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones y la visión de una sociedad neutra en emisiones en 2050 requiere una transformación que podría cambiar por completo el sector industrial.

Gran parte del consumo energético y de las emisiones industriales proceden del uso de combustibles fósiles para generar calor. Pero no todos los calores son iguales. Muchas industrias, especialmente en los sectores alimentario y manufacturero, requieren casi exclusivamente calor por debajo de 200 °C. La buena noticia es que para esto ya hay disponibles opciones comerciales como los hornos eléctricos, las bombas de calor o las calderas de biomasa.

Sin embargo, la situación es distinta en las industrias que consumen mucho calor y energía, como las químicas, metalúrgicas y de minerales no metálicos, con temperaturas de proceso que a menudo superan los 1.000 °C. Estas industrias proporcionan las materias primas para todo el ecosistema industrial y son responsables de dos tercios de las emisiones industriales y del consumo de energía a nivel global. Su intensidad de emisiones también depende de la intensidad de carbono de los recursos naturales utilizados como materia prima. La mayoría de los productos químicos se fabrican a partir del petróleo crudo, el cemento se obtiene de la piedra caliza fósil, y necesitamos carbono para refinar el acero y el aluminio. Eliminar estas emisiones significa que se debe replantear cómo producir materiales básicos y utilizarlos de forma más circular. Cada tonelada de material que se puede reciclar y reutilizar reduce la necesidad de nuevos materiales primarios y por tanto las emisiones de la industria.

La importancia de los gases renovables

Afortunadamente, ya hay soluciones a la vista. Los primeros proyectos piloto de fabricación de acero con hidrógeno están operativos, los plásticos y productos químicos sintéticos y de base biológica ya se comercializan, y los productores de minerales no metálicos estudian materiales alternativos y la captura de carbono. Además, el diseño de productos más sostenibles mejora el reciclaje y los flujos de materiales circulares. Sin embargo, hasta ahora, la cuota de procesos industriales limpios sigue siendo insignificante.

Actualmente las alternativas en industrias intensivas en emisiones y energía no son competitivas. Los principales barreras a su implementación son los elevados costes de operación y de energía. La electricidad renovable se ha convertido en la fuente más barata de generación de electricidad, pero la electricidad no resulta competitiva para la generación de calor a alta temperatura. Del mismo modo el biometano, o potencialmente el hidrógeno, podrían sustituir a las fuentes de combustibles fósiles para la generación de calor si su coste fuera competitivo.

Se necesita apoyo para superar las barreras de los costes operativos que impiden a la industria invertir más allá de la eficiencia energética. Sólo entonces podremos alcanzar los ambiciosos objetivos nacionales y mundiales de reducción de emisiones para limitar el calentamiento global.

En este sentido, es importante subrayar que la transición hacia una industria limpia no es una cuestión de subvencionar inversiones, sino de conseguir energía asequible y descarbonizada a largo plazo. El Inflation Reduction Act (IRA) de Estados Unidos ofrece incentivos para la producción de hidrógeno a bajo coste que pueden resultar en una alternativa renovable competitiva en costes. En el contexto europeo, se están estudiando los Contratos por Diferencias (CfD) para salvaguardar los bajos precios de la electricidad para la industria. Los Contratos por Diferencias de Carbono (CCfD) como es el caso de los «Klimaschutzverträge» alemanes eliminarán la prima de producción con tecnologías de bajas emisiones en comparación con los procesos convencionales, o bien apoyarán las instalaciones de almacenamiento de carbono (Países Bajos) y la producción de hidrógeno (Francia).

Muchos de estos programas de apoyo público se encuentran en su fase inicial de implementación. Su eficacia e impacto siguen siendo inciertos. Aunque se demuestre que tienen éxito a la hora de acelerar el desarrollo y la implantación de tecnologías energéticas limpias en la industria, sólo pueden ser el primer paso para una transición industrial. Y es que la industria es global y las empresas compiten directa o indirectamente con empresas de todo el mundo. Por lo tanto, el camino hacia una industria limpia también debe ser global y no debe depender de transiciones industriales nacionales basadas en gran medida en las subvenciones a los precios de la energía.

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